Es imposible pensar en comer una papas fritas sin que este presente esta particular compañera: la ketchup.
Es muy difícil imaginar las populares hamburguesas, sandwiches, hot dogs, tostones de plátano verde y un sin fin de entradas y aperitivos que son siempre acompañados de una generosa porción de esta enigmática salsa que todos han comido, pero pocos conocen en realidad.
La palabra kétchup viene del vocablo chino: ke-tsiap.
Esta es originalmente una salsa de pescado en escabeche. Y no fue hasta el siglo VII que la descubrieron los occidentales, cuando los británicos llegaron hasta el continente asiático y la llevaron de vuelta a Europa.
El ke-tsiap tenía una gran similitud a la salsa de soya debido a lo salada que era. Esto porque antiguamente la sal era era el método para la preservación de alimentos.
En Europa tomaron la receta oriental y empezaron a experimentar con ingredientes diferentes al pescado, como champiñones, nueces, anchoas, ostras o mejillones.
Los ingleses crearon una versión de kétchup de champiñón. Esta fue la primera en alcanzar fama dentro de la cocina inglesa, y fueron estos mismos los que llevaron esta creación al continente Americano en tiempos de la colonia.
Kétchup de tomate
El uso del tomate para crear kétchup fue una innovación norteamericana, y la primera vez que fue publicada una receta con esta fruta fue en 1812, por James Mease. Luego en 1850 se embotelló la primera botella de kétchup para la venta.
La industria creció gracias a que para ese entonces mucha gente temía comer tomates crudos, debido a que, increíblemente se les consideraban venenosos. A medida que el tiempo pasaba, el kétchup de tomate fue adquiriendo importancia, volviéndose popular dentro de la cocina estadounidense.
Entonces en 1876 cuando F. & J. Heinz lanzo al mercado su propia versión del kétchup, bajo el slogan de: “Bendito alivio para las madres y otras mujeres dentro del hogar”, en alusión al tedioso procedimiento para hacerlo de forma casera.
Antes de la receta de Heinz, el kétchup de tomate era aguado y bastante líquido, debido a que se utilizaban muchos tomates inmaduros que eran bajos en pectina. Pero luego, Heinz descubrió que usando tomates maduros, vinagre, sal y azúcar, lograba en una misma salsa sabores dulces, salados y ácidos, tal cual como la conocemos hoy en día.
Nos guste o no, sin duda el kétchup es un condimento que llegó para quedarse en nuestra cultura gastronómica, y son un producto obligado de todo carrito de compras a la hora de ir al supermercado.